Las manos de Cristo y de Francisco se cruzan y están rodeadas por dos ramas: uno con espinas y sin flores que parece prolongarse en otro ramo, sin espinas, a la cual cima estàn dos flores.
Omnipotente y Buen Señor,
fuente fecunda de novedad,
en este momento particular
de nuestra Historia,
dònanos la fuerza de Tu Espiritu
y concèdenos de acoger,
con alegrìa y gratitud,
la gracia de los Orígenes.
Parte en la mesa
el Pan de la alegria
y enseñanos todavìa
lógicas de benevolencia
y sentimientos de paz,
para ser
mujeres de confianza,
constructoras de unidad,
narradoras de esperanza,
sacramento de tu ternura
por los pequeños y
los pobres de la tierra.
Amèn!
